LAS PyMES EN UN MOMENTO BISAGRA DEL PAÍS
Por Raúl Hutin*
Las micro, pequeñas y medianas empresas, representamos nada más y nada menos, que el 99,4% de las empresas de nuestro país. Empleamos al 65% de la mano de obra registrada y si sumamos la no registrada, podemos llegar al 80%. Si tomamos los últimos 12 meses, generamos 140.000 puestos de trabajo. Invertimos, nos adecuamos tecnológicamente en valores que recién podemos equiparar con los del 2.008 y somos uno de los sectores que más aporta al PIB.
Dura descripción hasta aquí, sin embargo, no somos un actor tenido en cuenta a la hora de las decisiones políticas de fuste. No contamos con un legislador PYME, ni lo es el sub-secretario de la pequeña y mediana empresa. Somos los últimos en recibir líneas de crédito acordes a nuestro desarrollo y de las tasas mejor ni mencionarlas, tal es así que hoy las PYMES tratan de no acercarse a una entidad bancaria. Frente al próximo periodo electoral, nuevamente estaremos en boca de todos, a poco de andar solo quedaremos en el corazón de pocos, para terminar en manos de nadie y esta es la realidad.
Las PyMES defendemos a ultranza al mercado interno, no porque no exportemos, de hecho en el 2.022 lo hicimos por U$S 12.900 millones, pero la mayoría vivimos del mercado interno y este es abastecido por las pymes, por este motivo es imprescindible un estado presente, que brinde las condiciones de desarrollo, de competitividad, corregir las asimetrías manifiestas, de falta de segmentación.
No hay duda que la defensa del mercado interno arranca por un salario real de la población: digno, necesario y suficiente. Capaz de poder consumir no solo los productos de primera necesidad, sino los manufacturados que hacen a una cotidianeidad más amigable. Pero también es necesario protegerlo de los productos importados que entran con sobre-facturación y a la hora de competir terminan teniendo ventajas comparativas.
Es muy importante en ese sentido, que nuestro gobierno sepa la importancia fundamental de la defensa de nuestra moneda. Nos negamos rotundamente a las maxi-devaluaciones. Nuestro sector compra las materias primas en dólares y vende en pesos al plazo que el mostrador pueda pagar. Una devaluación como la que está proponiendo el FMI significaría lisa y llanamente la quiebra de muchísimas micro y pequeñas empresas que vienen haciendo hoy un equilibrio inestable en un mercado que se viene achicando.
El otro factor de influencia es el de las tarifas de energía, ya que día a día nos hacen menos competitivos, con transferencias de las PyMES hacia las empresas energéticas monopólicas u oligopólicas. Nada se puede saber de los costos de dicha energía, y por lo tanto su precio de venta. Pero si podemos asegurar que el costo del gas y del petróleo en boca de pozo lo multiplican por cuatro al llegar al mercado.
Temas candentes para discutir en la construcción del programa para el desarrollo de una futura industria nacional de capital interno prospera. Ojala encontremos la recepción necesaria a nuestras inquietudes.
*Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)